Experiencias de la psicología...del corazón.
"Ya es hora de sentarme a sombra de un libro y ser niño". Por haberme ausentado de mi infancia. Un sauce está llorando en todos los espejos de mi casa......”
Entre “presora” (así me dice una pequeñita), manos llenas de goma, de tempera y plumón, mil ideas dan vueltas en mi cabeza, infancias que buscan como el agua retornar a su cauce y jugar.Reír y disfrutar.
El psicoanálisis sostiene que el juego es la forma como los niños tienden a procesar y disminuir el impacto de sus vivencias frustrantes y traumáticas. Mi teoría es que los niños de nuestra familia se acercan a nosotros por costumbre o por la cercanía que podemos vivenciar, es decir por familiaridad. Sin embargo los niños ajenos, que no manejan con nosotros vínculos de consanguinidad; son capaces de identificar nuestras energías más que lo propios, es decir los niños sienten una confianza especial por aquello adultos que son “de buena fe”. En fin es solo una teoría en base a mi experiencia,de la que estoy reuniendo sustento teórico.
Cuando esos ojos pícaros e inocentes me dicen “presesora” solo arrancan una sonrisa mía y entonces nada, contemplo lo que rodea esto sin más, solo como es y punto. Participe de los juegos de ellos, en una día como hoy quizá o como cualquier otro. Yo soy la mamá y me atienden, me dan lo que preparan en su juego de té, en abierta figuración de lo que hacen o de lo que ellas quisieran que se les dé. Durante el juego una de las niñas me pide permiso para ir a la calle y les dice a las demás: "ella es nuestra mamá", una sonrisa más de mi parte y pienso; si una de ella fuera realmente mi hija tendría otra realidad. Pero este es su mundo y este mundo es en el que se trabaja se interviene y se aprende.
Y sigo ahí con las manos llenas de goma, tempera y una idea viene a mi mente y muchas otras más.
De pronto de lo cotidiano aparece un caso de TDAH este trastorno que lo padece aproximada, mente un 10% de la población infantil mundial, si nos dirigimos a Wikipedia podemos encontrar allí más información, la etiología, sintomatología y demás. Pero cuando esa fría estadística se hace persona en un niño, allí deja de ser entonces, un solo 10% de la población infantil mundial.
Un caso TDAH cuando es diagnosticado en un colegio particular; como el Andino, el Claretiano o el Salesiano, que quiere decir otra connotación, a nivel socioeconómico y en muchos casos incluso cultural el panorama sería esperanzador;Sin embargo si es de un niño abandonado por el padre y la madre, educado por su abuela, que no alcanza a comprender lo que su nieto tiene, la realidad se torna distinta y entonces lo que se ve es; que su abuela lo golpea por que no entiende lo que tiene. Y entonces pienso…”Realidades y realidades”
El está siendo tratado por el psiquiatra, que solo le ha dicho a la abuela que, ella ya sabe lo que tiene, que es algo en su cabeza y ya. Que para que quiere saber más y son este tipo de respuestas las comento con mucha pena, porque como alguien me dijo y me enseñó alguna vez, con mucha razón y sabiduría (sentido común le llamaría, esbozando una sonrisa amable y respetuosa) Hay que contextualizar a las personas y explicarles lo que se les quiere decir del modo más sencillo de modo que ellos entiendan. Es eso lo que falta y es la abuela la que no logra aprender el complicado nombre de lo que el nieto tiene, no sabe bien que tiene el niño, y las comportamiento típicos de este trastorno; ella los lee como una inconducta, “se porta mal” dice y le han enseñado que eso se corrige con golpes y entonces lo golpea.
Para matizar este panorama, está la imagen del padre de este niño, que no puedo afirmar que sea como el común de los padres, pero sí de esos algunos que simplemente pregunta de quién será su hijo? Vaya valentía, estar para las maduras y nunca para las verdes. La madre que lo abandono y que si por casualidad lo tiene cerca le da “con lo que tiene”.
Conozco a otras madres diferentes, no perfectas pero sí en el sincero es fuerzo de procurar ser lo mejor que pueden, Madres que son capaces de pequeños grandes sacrificios. Pero a él no le toco este tipo de madre, le toco una que lo quiere vender o regalar y en el mejor de los casos que un carro le atropelle y así ella puede cobrar el seguro. Y es en este medio que el porcentaje de TDAH no solo es un pequeño número, sino una realidad que toca enfrentar en esas circunstancia. Circunstancias difíciles y dolorosas para ese niño, más allá de las clasificaciones del DSM IV o el CIE 10.
Y así en medio de este día con sus cotidianidades y sus cosas especiales siguen pasando sucesos. Allí en el lugar de trabajo con los más pequeño, uno grita:¡¡llego “el……..”!!!! (Su nombre lo mantengo en reserva por obvias razones) me mira saluda y sonríe: es vivas , ágil, tiene los ojos pardo claro muy grandes, reflejan esa picardía y esa inocencia propia de los niños, me vuelve a sonreír, él ha llegado tarde, pero llega limpio abrigado y me dice huéleme; mi mamá me ha bañado, solo me arranca una sonrisa y lo saludo, le invito a sentarse y lo hace, inicia el trabajo que consiste en pintar y dibujar varias cosas, todos trabajan se concentran, miran, sonríen , todos mis niños lo hacen y en medio de todo es gratificante verlos así.
Cosas cotidianas, la goma , la tempera, mi ropa que se ensucia, sus manos, mis manos, sus sonrisas, mis sonrisas, sus juegos, su alegría, mis teorías, las teorías, su mundo , mi mundo, nuestro mundo; todo reunido en tres horas de trabajo: cosas que solo vividas podrían ser entendidas,saboreadas y a la distancia también; por corazones nobles y generosos; como los que leen esta notita.
Esto lo comparto y lo público y aunque a decir verdad en; política soy suficientemente inexperta, pero sí sé que la inserción social es necesaria, pero no con soluciones simplificadas o fáciles eso también lo sé, y en medio de las campañas políticas sin fin; con sus ´propias cosas; siguen estas personas viviendo lo que viven, sigue mi niño con su diagnóstico TDAH, “El……” sigue sin entender como es que su mamá fue violada, por un" maldito" (así le dicen todo el tiempo en casa) y que ella, cuando está molesta le diga: que ojala se hubiera muerto.
Sin embargo lo quería compartir porque esto es lo que estudio, lo que vivo y la realidad que toco día con día.
Pienso que la catadura moral de las personas se evidencia en el trato con los demás y sobre todo con los niños, con los nuestros, con los más cercanos es más sencillo, a veces. Pero es con ellos con los más indefensos, con los que se le pone un reto a nuestra moralidad y a nuestra ética por decirlo de algún modo.
No hay visión más cautivadora que la sonrisa confiada de estos pequeñitos y no hay más inmenso llamado a la piedad que el dolor expresado en el llanto de un niño. “ la misericordia, la compasión, la solidaridad tiene rostro menudo, talla corta cuerpecito indefenso y voz infantil” y en los niños se muestra de manera rotunda nuestra esencial vulnerabilidad; porque para, vivir, desarrollarnos, para ser, dependemos durante años del cuidado de otros, de su sensibilidad para percibir nuestras necesidades, reconocer nuestras demandas e impulsar nuestros sueños.
Y entonces es verdad que los seres humanos pasamos largo tiempo en manos de otros y que de los cuidados que recibimos surge nuestra personalidad, nuestro vigor, nuestro destino.
Intuyo que en el Perú, aun compartiendo lo que dice Basadre, "que somos problema y posibilidad", se que el destino en nuestro país tiene clase social. La democracia tendría que ser algo más que una urna electoral. Tendría que ser como los peruanos nos organizamos para impedir que la vida de algunos este decidida de ante mano, que lo que seremos este decidido en razón a la geografía o la indolencia. Pero parece que hay una condena vergonzosa para la mayor parte de estos niños, para la mayoría, millones.
En fin escribo y les comparto esto, porque estoy convencida de su sensibilidad social y que el cambio se inicia en nosotros mismos, que para cambiar el país debo cambiar yo y punto. Gracias por su leer esto y por tratar a los niños propios Y ajenos como nos habría gustado que nos traten cuando niños o en el mejor de los casos como nos trataron en nuestra infancia; con cariño, ternura, límites y seguridad.
Atentamente
Enma Raquel



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