Otoños
Este otoño es atípico, a mí siempre se me da por escribir más
en estos días la verdad, se me da por darle una Hojeada a la vida, porque las
cosas y las personas me toquen un poco más este sensible corazón mío, si
sensible, así como lo escribo, para que negarlo así soy a veces, otras no
tantas.
Mientras caminos bajo la lluvia por las calles de mi imperfecta
y caótica ciudad, cientos de
pensamientos circulan por mi mente como dice alguien por allí “Nunca dejo de
pensar” ahora que lo reflexiono es verdad, pero se puede dejar de pensar? Yo
ahora trato de hacer caso a lo que siento y hacer una collage con estas dos
formas una más típica que la otra en mí.
El otoño es mi concepto un proceso de renovación, creo que
para el árbol ha de ser doloroso separarse de un grupo de hojas que le acompaño
por tanto tiempo. Pero se queda con lo bonito de cada una de ellas, con lo más
bello con lo que toca el corazón y con lo que es intangible a su propia
imperfección, con lo que fue verdadero y real para el árbol, con aquello que le
suma a ser lo que es, que lo construye a lo largo del tiempo.
Gabriel García Márquez decía que tenemos una memoria
selectiva, que nos quedamos con los mejores recuerdos; que es una forma amar la
vida para mí; para él una forma de seguir viviendo. En verdad yo ahora que
cierro los ojos y viajo a un lugar en el tiempo, puedo recordar lo más bello,
tengo buena memoria y recuerdo varios de esos momentos con muchos detalles, palabras, gestos, miradas,
esas cosas que son bellas y que se quedan por siempre en nuestros corazones,
que nos hacen más humanos.
Es verdad he vuelto a leer a Márquez en su del amor y otros demonios, con una copa de vino en las manos disfruto
de este texto, y extraño es saber que seguimos arrastrando hasta hoy tantos prejuicios,
quizá hemos aprendido a ser adultos así.
Regreso en este párrafo al tema de los recuerdos, a esos
tiempos en los que la vida nos regala bellos momentos, que nos hacen salir de
lo que somos habitualmente, de esos patrones rígidos en los que a nos vamos
manejando, a mi como psicóloga me ha costado siempre un poco más, pero algunas
veces que he sentido que vale la pena he dejado de lado mi racionalismo para
atrapar esos momentos y quedarme con ellos de manera eterna, en los recuerdos,
en el corazón, en las sensaciones.
Pueden ser momentos o quizá mañanas o noches enteras, pero
ahí sin lugar a dudas en cualquier hora se gestan esas cosas hermosas de la
vida que hacen que esto se llame así VIDA.
No sabes la inmensa gratitud que tengo contigo, no te lo
diré quizá mirándote a los ojos, pero fue eso, la caminata, el dialogo las cosas de esos
días que vinieron después, la mirada tuya que quedo impregnada en mi corazón, y
que ahora en un otoño poco común lo escribo, ahora que las hojas caen y pueden
ser testigos de esto que siento, no siempre uno deja viejas costumbres pero las
veces que se hace en buena compañía es más valioso y menos perecedero, mas
amable y con su cuota de ternura, momentos que uno daría media vida para que
sean más largos un poco mas eternos.
Atiendo a tantas personas y los recuerdos bellos son los que
nos ayudan a seguir en pie en esta rutina agotadora, una realidad que nos pide
a gritos haber almacenado cuotas de
ilusión, de fantasía, de amor y de valentía.
Es este escrito una despedida amorosa a las personas que ya
no están, que ya no estarán más, es una despedida por lo que sumaron a mi vida,
por lo que me regalaron y por lo que se
llevaron de mí.
Como el árbol en otoño nuestra vida nos prepara de manera
indiscutible siempre a renovadas primaveras, a renovadas esperanzas, yo escribo
para que la tristeza no me invada, sino
la paz que se posa en mi alma. A donde estén las personas que han marcado mi
vida, las personas que se fueron, las que se quedan, las que están lejos, les puedo asegurar que me quedo con recuerdo
hermoso, que sus nombres no son necesarios ponerlos aquí. Cada quien sabe en algún
momento que es lo que les dije, cada quien sabe que trocito de mi escrito le corresponde, que letras resuenan en su corazón.
Vale la pena cada minutos compartido y los que están y estarán
en mi camino seguro sabrán que les agradeceré siempre quedarse, con sus minutos
compartidos, a mis amigas que no son muchas, pero han sido lo máximo. Al finalizar
esto puedo declarar que tengo el corazón en paz, la sonrisa en el hígado y
seguro en el alma, solo un infinito gracias y lo más supremo del amor es mi
deseo para él resto de nuestros caminos, juntos algunos, distantes con otros..

