El ángel de la muerte
De vez en cuando el ángel de la muerte nos toca. No sé si en
verdad es que esta ángel camina a nuestro lado, y de vez en cuando se acerca
más a nosotros, ayer asistí al velorio de la mamá de una amiga, y no dejó de remitirme de manera clara a aquello que
llamamos, reminicencias de mis propias
perdidas, de todo aquello que he perdido en mi vida, de aquello como el
mito de Eurídice baja al inframundo y no regresa nunca más, aun como Orfeo toquemos la flauta rogando a Hades que nos devuelva, que nos de todo aquello que hemos amado y que no queremos
perder, aunque nuestra melodía conmueva
a las mismas piedras, lo que descendió al inframundo no volverá jamás,
nunca más y podemos una y mil veces seguir negándonos y no habrá nada que conmueva
el duro corazón del sombrío Hades.
El ángel de la muerte cuando llega a alguien cercano, nos
conmueve los miedos, nos con mueve aquellas perdidas que podrían llegar y que
como Pedro al Señor negamos tres veces, nos inundan tantas sentimientos y esos miedos que nos hacen tocar las gélidas manos de la muerte, del ángel que nos porta su
mensaje.
Otras tantas cercanías a la muerte son los finales en
nuestras vidas, esas cosas que nos hacen cercanos a la idea de los fines, del final abren muchas puertas y ventanas pero en
lo que dura la transición siempre podemos llorar un poco más.
En este escrito quiero dejar mi plegaria sincera,
porque este ángel de la muerte se aleje un poco más de mi vida, que lo que esta
con Hades, me regale la paz de la aceptación, de la tranquilidad y que el mayor
regalo sea la resignación……. Y por temor a tocar esas frías manos
vuelvo a no poner punto final…….
Y antes de que el ángel de muerte nos toque, habremos dicho el amor que tenemos a quienes amamos de verdad, habremos podido caminar con quien soñábamos y dejar la sonrisa dibujada en la cara de quienes hemos compartido y nos habremos dado a nosotros mismos todo aquello que nadie mas nos puede dar.
Y antes de que el ángel de muerte nos toque, habremos dicho el amor que tenemos a quienes amamos de verdad, habremos podido caminar con quien soñábamos y dejar la sonrisa dibujada en la cara de quienes hemos compartido y nos habremos dado a nosotros mismos todo aquello que nadie mas nos puede dar.